viernes, diciembre 21, 2007

.Entre Líneas.

Toma la agenda y hace una anotación.
La mira, pensativa y quietamente.
Sólo anotó algo pequeño...como "dentista" o "hacer las compras". No es tan importante, me digo, y sin embargo sigue mirando esas pequeñas letras como si buscase en ellas la respuesta a sus días y sus noches.
Vamos, tampoco es tan importante. Deja de mirarla, le digo en silencio.
Y sin embargo, sí...es importante.
Esa pequeña anotación implica un cambio en el curso de su vida. Un cambio que inducirá más cambios, y que, por lo tanto, desterrará la posibilidad de que otras situaciones ocurran en el futuro.
Es increíble cómo nuestras decisiones sobre las actividades diarias dejan sin existencia a aquellos actos no convencionales que podríamos hacer, pero que elegimos reemplazar por la segura cotidianidad.
Cambia de hoja...por Dios, ¡esa mujer puede viajar al futuro con sólo un simple movimiento de sus manos!. Y sin embargo le parece tan trivial, que ni se da cuenta de lo que acaba de hacer.
Mira sus días por venir, siempre en blanco, y sin embargo, todos tienen marcados las horas: 8 a.m., 9 a.m., etc.
Es increíble cómo aún antes de vivir, tenemos las horas marcadas.
Los hacedores de agendas se toman el atrevimiento de marcar a qué hora empezarán y terminarán nuestros días; y no sólo eso, sino que también se atreven a darnos un espacio limitado de renglones para anotar qué tenemos que hacer en cada hora...y si, por ejemplo, se nos ocurriera hacer veinte cosas diferentes en una misma hora, ¿alcanzaría acaso ese pequeño conjunto de líneas negras para describir todas nuestras acciones?
Cambia nuevamente de hoja, pero ésta vez lo hace al azar. De nuevo. Y otra vez más. Está buscando algo, me digo. Seguramente algún papel importante que en algún momento de su existencia decidió introducir en la agenda, "en donde se guardan todos los papeles importantes".
Busca incesablemente...5 de julio, 27 de septiembre, 2 de enero, 6 de agosto, 5 de julio...no, por ahí ya buscó y no estaba. Nuevamente el 2 de enero, 16 de abril, 5 de diciembre, 6 de agosto...¡no! ahí ya buscaste, le digo en silencio.
Es increíble cómo, aún sabiendo en donde no están las cosas, no nos atrevemos a buscarlas en lugares nuevos, "por miedo a haberlas pasado por alto". Y no sólo las cosas, sino también las personas, los sentimientos, las oportunidades.
Finalmente, lo encontró. El ansiado papel. ¿Qué era?.
Una foto.
De ella.
Más joven.
La mira con los ojos profundos, con una mirada que tiene un cierto aroma a recuerdo, con un tinte de hoja de libro antiguo.
La mira, como tratando de descubrir en ella las soluciones a sus días y a sus noches.
Increíble, cómo buscamos desesperadamente el pasado...lo buscamos en el presente y en el futuro. Tratamos infinitas veces de "revivir aquel momento que tanta alegría nos trajo", sin darnos cuenta de que el presente será el pasado en nuestro futuro, y que hoy bien podríamos construir nuevos recuerdos de los cuales vivir en nuestros posteriores días.