lunes, mayo 02, 2011

.Reflexión de una tarde de lluvia.

Quiero enamorarme. Y ése es exactamente el problema.

Vivo en una sociedad en la que el amor está terriblemente sobrevalorado e, irónicamente, subestimado…como si cada vez que alguien anunciara que está enamorado, eso fuera un evento tan improbable como que el sol se extinga de un día para el otro. Es como si la gente pensara en el amor como algo completamente platónico, algo fuera de lo común. Cuando en verdad debería ser de otra manera.

Para mí, una persona esencialmente romántica, que busca el amor, que sueña con el amor en sí, podría ser peligroso vivir en una sociedad así, donde la mayoría de la gente sólo se conforma con sentir algo de pasión porque es eso lo que los ayuda a despertarse de su eterno letargo, es eso lo que los desestabiliza, eso es lo que los hace sentir vivos.
Pero no ven que la pasión es simplemente la puerta de entrada a algo incluso más maravilloso y grande. La gente se conforma con el preámbulo sin querer escuchar luego la gran obra.

Peligroso, digo, porque, para ser feliz, debería encontrar a alguien que anhele lo mismo que yo…y eso es como encontrar una aguja en un pajar. Muchas personas solo establecen vínculos para experimentar aquello que los haga sentir vivos, y en cuanto la pasión desaparece, piensan que ya no hay nada más por lo que valga la pena prolongar una relación. No entienden que el amor se transforma, que primero viene la pasión, luego la dulzura, y por último, el paso más importante y mas difícil de todos: convertirse en compañero de la persona que tenemos al lado.
¿Por qué es eso lo más difícil de lograr? Porque eso requiere compromiso, porque luego de dar ese paso la otra persona se convierte en alguien a quien jamás podremos olvidar, y eso asusta. Sugiere conectarse a tal nivel que se pierdan los límites entre una persona y la otra, significa convertirse en uno solo. Y despegarnos completamente de nuestro ego es una de las pruebas mas duras a los que podemos enfrentarnos.
Mucha gente elige pararse delante del abismo…y nunca saltar.

Algunos lo logran…establecen el vínculo eterno, pero no saben que eso no garantiza que nunca vaya a romperse. Algunas parejas terminan, incluso habiendo tomado ese paso tan importante. Lo único garantizado es que jamás se olvida a la otra persona…si bien uno elige cómo recordarla. Algunos eligen recordarla con amor, otros con arrepentimiento…otros simplemente deciden convertirlo en su gran amor perdido, y algunos tratan de seguir adelante fingiendo que, para ellos, no significa nada.

¿A dónde llegamos con todo ésto? ¿A dónde nos lleva el rechazar al amor, pensando que podemos ser felices simplemente con algo de pasión? ¿Por qué limitarnos así, cuando sabemos perfectamente que somos capaces de algo mucho más grande, mucho mejor?

¿Por qué?

Por miedo.

2 Comments:

At 10:38 p. m., Anonymous Sebastián Lalaurette said...

Ufff... tal cual. Quién sabe si es la televisión, el cine, Facebook, o algo muy dentro de nosotros que nos hace querer desactivar el amor justo cuando está al borde de lo eterno. Quiero decir que en otras épocas tal vez no fuera así. Pero vos también lo decís al comienzo de tu post: es esta sociedad, la que nos tocó en suerte.

Yo he estado de los dos lados. Tuve una relación de varios años que decidí terminar (sería muy largo de explicar ahora, tal vez otro día) y me resultaba casi imposible pensarme separado de la otra persona: nuestros proyectos eran uno solo, nuestras vidas se habían, por un tiempo, fundido. Habíamos asumido el riesgo y pasó lo que decís, que el vínculo se rompió porque a veces eso es lo que pasa, pero obviamente no nos olvidaremos nunca (cada uno eligió su manera, por cierto).

Dije de los dos lados porque también he vivido con mucho miedo de enamorarme. Hasta hace muy, muy poquito. Recién ahora estoy reviviendo las ganas de esa entrega que te expone a herirte pero también a lo más profundo y dulce.

Por cierto, qué bueno que hayas vuelto. :)

 
At 10:29 p. m., Blogger Unknown said...

Hi! Thanks for stopping by the DVC Mom Blog. To answer the question you left me there, ANgelica finds the Jaack voodoo doll floating in the water and picks it up.

 

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